Preguntas Frecuentes

De forma general, se trata de una sustancia líquida que se interpone entre dos superficies con movimiento relativo, evitando su contacto. Existen lubricantes de diferentes calidades y viscosidades, aunque sus funciones tienen muchas analogías: Reducir la fricción entre dos superficies metálicas. Proteger los elementos mecánicos del desgaste y la corrosión. Limpiar y refrigerar los motores. Actuar de sellante entre los segmentos/pistones y las camisas con el fin de evitar las fugas de gases producidas en la cámara de combustión.

Un lubricante recibe el calificativo de sintético o mineral en función del método con el que se ha obtenido el componente principal del lubricante: el aceite base. Cuando el aceite base procede del refino convencional del petróleo, se denomina mineral. Cuando se obtiene mediante procesos más complejos (síntesis química u otros) el lubricante se considera sintético. El origen del aceite base puede ser un indicativo de calidad del lubricante. Por lo general la base sintética tiene una mayor durabilidad que la mineral, por el proceso de obtención, al final la calidad se determina mediante pruebas de laboratorio y en motores, que debe superar el aceite durante su desarrollo.

El aceite debe soportar muchas condiciones. No sólo debe soportar las altas temperaturas del motor, también mantener separadas las piezas con las que está en contacto y además contener todos el sucio que desprende de las piezas. Siendo tan importante, ¿cómo elegir el mejor lubricante? Puedes dejar dicha elección a tu mecánico de confianza, pero si quieres saber algo más, deberás tener en cuenta algunos datos, como estos: Aceites multigrado: aptos para un amplio rango de temperaturas Cumplen con dos grados SAE de viscosidad simultáneamente, por ello se pueden utilizar en un amplio rango de temperaturas ambientales, ya sean altas o bajas. En la información del lubricante se mostrarán dos números separados por un guion. Uno de los números vendrá sucedido por la letra W, como indicador del grado de viscosidad en condiciones de muy bajas temperaturas (frío). El otro número que no lleva la W, significa el grado de Viscosidad para altas temperaturas (verano). Hoy en día, por esa combinación numérica, los aceites no se cambian con la estación climática, sino cuando toca realmente. Como regla general, es muy importante, seguir las indicaciones marcadas por el fabricante del motor que será el que establezca qué grado de viscosidad es el más adecuado para lubricar ese motor, dependiendo del diseño del mismo, de las temperaturas externas y del tipo de servicio que haga dicho vehículo. Aceites monogrado: aptos en temperaturas específicas ¿Qué implica utilizar un aceite monogrado?. Por lo general los aceites monogrados se diseñaron para uso en verano, el aceite debe ser más viscoso, porque con el calor externo se hace más fluido. Por el contrario, en invierno (frío), estos aceites se espesan por lo que no fluyen en el motor durante el arranque en frío. Estos aceites se identifican con un número del 20 al 60 y se relacionan con la viscosidad que tiene el aceite cuando está caliente el motor. Cuanto mayor sea el grado SAE, mayor viscosidad, lo que se traduce en mayor espesor de la película lubricante y en principio, mayor protección para el contacto entre las piezas mecánicas en movimiento. No obstante, una elevada viscosidad en caliente no significa que el vehículo esté mejor lubricado, ya que por el contrario un exceso de viscosidad ocasiona más fricción interna y peor rendimiento del motor en cuanto a consumo de combustible. Al final la mejor elección es usar un aceite multigrado siempre, a menos que el manual de su vehículo o maquinaria indique lo contrario.

Si por alguna razón, se deben mezclar aceites diferentes (por ejemplo, para realizar un relleno del depósito) es importante seguir algunas recomendaciones: Primero siempre se debe mantener el mismo grado de viscosidad y segundo el mismo grado API.

Aunque muchos lubricantes se pueden emplear en vehículos de gasolina y diésel, existen algunos diseñados para uso exclusivo de motores de gasolina y así igualmente diseñados para motores diésel. Para conocer el lubricante apropiado para tu vehículo, consulta el manual de tu vehículo.

La viscosidad es la resistencia de un líquido a fluir y en el caso de los lubricantes, es una característica esencial a tener en cuenta a la hora de seleccionarlo. Es el fabricante del vehículo quien establece la viscosidad más adecuada para sus modelos, que recoge en el manual de los mismos. Habitualmente, se recomiendan varias viscosidades ya que puede ser necesario adaptar la viscosidad en función de las condiciones de uso del vehículo, y de las condiciones climáticas. La viscosidad no es un indicativo de calidad ni de idoneidad del aceite. Es tan solo una de las propiedades a la hora de la elección de un lubricante, pero su nivel de calidad API es el que diferencia las prestaciones de uno u otro. Estos niveles de calidad suelen estar indicados en la etiqueta. No es aconsejable mezclar lubricantes con diferentes grados de viscosidad.

La organización SAE ha establecido una norma, internacionalmente aceptada, basada en la diferenciación de la viscosidad a diferentes temperaturas. La citada clasificación, define una serie de grados para los aceites de motor y contiene dos subclasificaciones: una que se designa con una “W” y se refiere a las propiedades a baja temperatura del aceite y otra sin “W” que se refiere a las propiedades a alta temperatura. Así, los aceites que se designan con un grado numérico seguido de la letra W (como SAE 10W) o simplemente con un número (como SAE 40) se llaman aceites “monogrados”. Por el contrario, aquellos que son designados por los dos tipos de grado (como SAE 10W-40) son denominados “multigrados” porque tienen la capacidad de reunir propiedades viscosimetrías tanto a baja como a alta temperatura en forma simultánea.

El intervalo de cambios del lubricante no es el mismo para todos los vehículos. Este plazo lo determina el fabricante del vehículo, en función del nivel de calidad del lubricante, de las características del motor y de las condiciones de uso del mismo. Generalmente está asociado a dos parámetros: el kilometraje o el tiempo de uso, meses o años, lo que ocurra antes. Algunos vehículos modernos incorporan sistemas electrónicos para monitorizar el estado del lubricante y así poder informar al conductor sobre el momento del cambio de aceite.

El rellenado no puede sustituir, en ningún caso, el cambio total de lubricante ya que no consigue su total regeneración. Y es que, con el uso, el lubricante se degrada y pierde eficacia. Una vez que su tiempo de vida se ha sobrepasado, sus cualidades se alteran y ya no garantizan la protección de los elementos del motor. Por lo tanto, es necesario renovar regularmente la carga de aceite.

El color negro del lubricante no es indicativo del mal estado de este sino la muestra de que está haciendo correctamente su labor. En el proceso de combustión del motor se genera hollín y otras impurezas que el lubricante debe recoger. La limpieza de los componentes internos del motor es una de las funciones del lubricante, por lo que necesariamente debe oscurecerse con el paso del tiempo.

Por lo general los aceites multigrados contribuyen más al ahorro del combustible que los monogrados. Hoy en día los lubricantes modernos requieren ser validados en ensayos que certifican el bajo consumo de combustible o se solicitan ciertas propiedades inherentes a esta característica. Algunas de las especificaciones de los fabricantes, son especialmente incisivas en el ahorro de combustible, por lo que se suele asociar esta característica como parte de los beneficios en sus etiquetas.

Son lubricantes diseñados específicamente para motores de dos tiempos o motores que funcionan a gas natural o GLP, que durante su uso en el motor no generan ceniza en el pistón. No debe confundirse con los aceites que retienen hollín, para reducir la contaminación ambiental por el humo de escape.

La respuesta simple: Sí y siempre que sea el mismo grado API y de la misma viscosidad. Sin embargo, el aceite convencional disminuirá el rendimiento superior del aceite sintético y reducirá sus beneficios. Así que, sí tienes que mezclar el aceite sintético y el convencional, que sea por una emergencia. También existe el aceite parcialmente sintético.

Quien más o quien menos sabe que llevar el vehículo con poco aceite es de lo peor que se le puede hacer a un vehículo. Para ello debe comprobarse el nivel de aceite, una operación para la que solamente necesitas un lugar completamente plano, el motor de tu vehículo frío… y un trapo para limpiar la varilla del vehículo. Y es aquí donde llegamos al mito. A pesar de que la varilla marca perfectamente los niveles máximos y mínimos, muchas personas creen que, si el echar aceite es bueno, cuánto más, mejor. Error. Al rellenar demasiado el carter, se salpicará mucho lubricante a los cilindros, mucho aceite se distribuye en otros sitios en el motor y puede generar algunos efectos no deseables de funcionamiento. Parte del error viene porque la gente cree que hay que vaciar todo el contenido de la lata de aceite, o que ha oído el rumor de que un vehículo de cuatro cilindros necesita cuatro litros de lubricante. Por eso lo mejor es leer bien antes el manual del vehículo. Y guardar el aceite que te sobre, para rellenar cuando baje el nivel.

Todos los aceites lubricantes no son iguales. Existen diferentes tipos de lubricantes para motor, con características físicas, tecnología y contenido de aditivos. Cada lubricante es diferente… y sirve para vehículos diferentes. Es necesario seguir las recomendaciones del fabricante (busca aceites con el mismo grado de viscosidad que te indican) y a los expertos de tu taller.

Es necesario conocer qué se está mezclando. Se pueden combinar aceites de diferente marca, siempre y cuando se mantenga la equivalencia en su grado de viscosidad y su calidad API.

No es necesario añadir nada más a los lubricantes. Un montón de investigadores, después de tiempo y esfuerzo, han determinado cuáles son los aditivos necesarios para que ese aceite funcione a la perfección. No existen productos milagrosos, que sean capaces de reducir el consumo de aceite en vehículos antiguos o alargar la vida de los lubricantes usados. De hecho, un aditivo puede generar reacciones no esperadas, como alterar las propiedades del lubricante y crear problemas graves. En lugar de ahorrar dinero, lo estarás malgastando.

Todo el mundo, incluidos los fabricantes de los automóviles, recomiendan cambiar el aceite del vehículo cada cierto número de kilómetros o por el tiempo, lo primero que ocurra. Pero ¿qué sucede si se usa muy poco el vehículo, y para alcanzar ese kilometraje deben pasar varios años? Pues que, en estos vehículos que no se mueven a menudo, es posible que no alcancen las temperaturas óptimas de funcionamiento. En ese caso se pueden generar lodos en el motor. La vida útil del lubricante, además del kilometraje, también está asociada a la condición mecánica del vehículo, al uso adecuado de refrigerantes y al modo de conducción. Verifica en el manual de tu vehículo acerca de los periodos de cambio del aceite.

El filtro de aceite, que suele estar por debajo en el motor, se encarga de retener las impurezas acumuladas en el aceite. Es tan importante su función que se recomienda cambiarlo cada vez que se cambie el aceite. La inversión es muy baja, en comparación con el riesgo que se corre por no hacerlo, que este colapse por que las impurezas lo obstruyen, dañando el motor de su vehículo.

Por supuesto que sí. También el correcto mantenimiento del vehículo ayuda a mantener a raya el gasto de combustible.

Si no se desgastase, no haría falta cambiarlo cada cierto tiempo… ¿no crees? Cuando el vehículo funciona a temperaturas muy altas, el lubricante empieza a oxidarse y se espesa… y tampoco realiza bien su trabajo si hay demasiado hollín, agua, ácidos, impurezas, partículas metálicas. Todo esto puede causar que se taponen los filtros y los circuitos de lubricación, así que cámbialo cuando te indique el manual del fabricante del vehículo, para evitar problemas mayores.

Uno suele pensar que un aceite mineral es más “natural”, por lo que no importa cómo debe deshacerse del aceite usado. En DCM, comprometidos con el desarrollo sostenible y el conocimiento sobre impacto que causan sobre el medio ambiente, recomendamos llevar el aceite usado a un punto donde sepamos que se va a gestionar de modo adecuado; preferiblemente una empresa donde sea reciclado. Es importante también tomar las previsiones en el manejo de los aceites nuevos y usados, para evitar derrames, ya que un solo litro de aceite usado o nuevo tirado en la naturaleza puede llegar a cubrir 1.000 m2 de agua e impide a la flora y fauna oxigenarse durante años. Y si se incinera mal, genera gases tóxicos.